Los gagones son como unos
“guaguas perritos” (cachorros de pocos días de nacidos), al principio son
cenicientos, lo que llamamos “chucuros” y con el tiempo van haciéndose negros
hasta volverse “negro fino”. Se forman cuando se han “entreverado” (cohabitado)
entre compadres o parientes y son las “almitas” de ellos que andan llorando por
los caminos donde trajinan los que están “mal llevados” (amancebados). Salen para
que alguna persona de “alma limpia” (persona pura que no ha delinquido contra
la castidad) y que no sea manchada le aconseje para salvar esa almita y no se
condenen.
Esto solo puede conseguirse al
principio, pero cuando ya están negros, ya no tienen salvación. Las almas
limpias cuando ven a los gagones les amarran con un cordel o les pintan la cara
con negro de humo para ver al día siguiente cual ha sido el gag. Si las
personas son pecadoras, el gagón les coge de la rodilla y les saca el huesito
(rotula) y si el alma no es manchada le coge suavito.
Los que han querido coger al
gagón estando en pecado no vuelven a hacer eso porque ya tienen miedo por el
dolor a la rodilla. Cuando han cogido al gagón y le han tiznado esperan en ese
lugar para ver quien pasa a la madrugada entre claro y oscuro, el rato que
“arraya” (el momento que salen los primeros rayos del sol) el día le aconseja diciéndole:
“usted está con este pecado, sepárese de esa mala amistad, para que no se
condene y salve su alma”.
Otras versiones sobre los
Gagones:
Los gagones son como unos
perritos bien blancos y “pulchungos” (lanudos) que andan delante de los
convivientes, cuando estos son parientes o compadres; aúllan y juegan
abrazándose, es fácil cogerles; se les muestra el poncho haciendo una “miglla”
(mantener extendido con los brazos, el poncho, la pollera o cualquier tela para
recibir algo), cuando han saltado se les cierra y se les lleva a la casa, se
les encierra en una tinaja y se les tapa con un “mediano” (pozuelo de barro
vidriado), al día siguiente se les suelta y se les va siguiendo a ver donde
entran y así se descubre a los que viven mal. Dicen que cuando los gagones
están encerrados, los cuerpos no pueden despertarse porque el gagón es el alma
de estas gentes perdidas.
Los gagones son unos perritos negros
con la pancita blanca bien “pulchunguitos”, que aparecen en la vecindad de la
casa donde viven mal entre parientes o compadres, andan delante de los
pecadores sin ser vistos por ellos, aúllan así: “gagón, gagón” y la hembra
“gagona, gagona”. Se revuelcan en el suelo abrazándose, salen después de las 10
de la noche. Cuando ven al cristiano pronto desaparecen. Dice: “yo les he visto
con mis ojos que se han devolver tierra, cerca de la casa de la N. N. que vivía
mal con el tío”.
Una mujer vivía con el cuñado y
todas las noches se oía a los gagones. Un día el vecino le cogió a la gagona y
le colocó en una tinaja. Al día siguiente le fue a ver, la encontró muerta,
luego supo que la vecina había amanecido muerta también, todo el cuerpo negro
como condenada. Dice: “Yo le llegué a conocer a la hija de la gagona; se casó pero
no pudo tener hijos, porque dicen que esa es la maldición”.
muchas gracias
ResponderEliminarNo me sirve quiero la parte real y la parte fantastica
EliminarNo conocía esta leyenda, pero estuvo muy interesante. Gracias por compartirla.
ResponderEliminarGracias por esta leyenda
ResponderEliminarSera verdad me kedo con la duda
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa verdad no creo mucho pero interesante la información
ResponderEliminarÉso si es verdad
ResponderEliminarÉso si es verdad
ResponderEliminarme justa
ResponderEliminarPiz
Eliminarcual es el tema principal de la leyenda
ResponderEliminarEso sí es verdad yo he visto muchos gagones
ResponderEliminarYo me traume con la historia pero fue interesante yahora tengo miedo de que sea despuesde las 10 de la noche
ResponderEliminarMis abuelos me comentaban esta historia incluso les ha sucedido.. Claro hace años
ResponderEliminarDe pequeño se escuchaba estás historias entre la gente mayor.
ResponderEliminarLlegue a escuchar alguna vez y lo afirmo de un vecino que vivía (relaciones) con su sobrina y en su casa con el techo de hojas de zinc se escuchaba el estruendo que se formaba, decía mi hermana "son los gagones ".
Siendo pequeño y al haber escuchado la historia daba un poco de temor.
Hoy en día con 59 años pienso que los "gagones", no eran más que gata y gato en celo
Lo curioso es que siempre se posaban en los techos de los compadres y comadres, familiares que vivían entre sí o los famosos "amancebados" Esto es historia de la parte mágica ecuatoriana.
Buena la leyenda
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